martes, 26 de junio de 2012
Ensayo de S. N. O. V.
Actualmente vivimos dentro de una sociedad que no piensa, se nos ha orillado a creer todo lo que se nos dice sin la necesidad de buscar nosotros mismos las respuestas; todo lo que hacemos, lo que nos gusta, lo que vestimos es completamente influenciado por el entorno y/o los medios. Como receptores no nos damos el tiempo o la oportunidad de cuestionarnos si lo que estamos haciendo es correcto o no, si nos conviene o sólo le conviene a los demás.
Toda esa influencia es la que empobrece la cultura de la sociedad pues nos dedicamos sólo a recibir la información tal cual sin procesarla o ponerla en tela de juicio; es aquí donde un comunicólogo puede ejercer su papel. Los comunicólogos son capaces de transformar la realidad a manera de mejorarla o dejarla tal como está, un comunicólogo conoce la forma en que se desenvuelve la sociedad, cómo debe tratarse y las maneras de estimularla para crear los cambios ya sean buenos o malos.
Personalmente estoy en desacuerdo con la “sociedad no pensante” ya que es algo que le conviene a la “superestructura” para tenernos bajo control y poco a poco dejarnos sin voluntad alguna; para hacer un cambio en esto los comunicólogos podemos entrar en las áreas que afectan, de cierta manera, nuestra capacidad de razonar y hacer un cambio paulatino pues no se puede cambiar una realidad, que está tan arraigada, de un momento a otro. Se podría comenzar con los estereotipos, que nos hacen creer que la gente “normal” no logará poseer lo que tienen sus “ídolos”; en este punto simplemente se debe dejar de idealizar o desear lo que tienen otros ya que todos tenemos las mismas posibilidades de obtener lo que deseamos. También están esas necesidades, que nos crean las grandes compañías, de tener algo que realmente no nos servirá de mucho o esa competencia en la que se muestra que uno u otro producto es mejor o lo utiliza algún artista y, únicamente por esa razón, el individuo lo adquiere.
Claro, las grandes compañías pueden verse amenazadas por este cambio aunque tampoco se trata de llevar a la quiebra a nadie, simplemente podemos influir para que las personas sean conscientes de lo que hacen y sobre todo por qué lo hacen.
¿Puede lograrse? Sí. Pero es un proceso que nos llevaría bastante tiempo ya que los cambios dentro de una sociedad son difíciles, además estaría la oposición de toda la plusvalía. Para poder lograr el cambio, irónicamente, tendríamos que recurrir a los medios que utilizan estas compañías que nos manejan, se crearía un conflicto en la población, también cabe mencionar que no todos procesamos la información de la misma manera y al intentar lograr que esto se vuelva un hecho entraríamos, una vez más, en la ironía puesto que estaríamos creando una especie de corriente o pensamiento “infundado” en las personas.
Puede parecer algo confuso y paradójico, pero lo cierto es que no todas las personas tenemos la capacidad de analizar y saber por qué vestimos, decimos, consumimos o nos gusta algo, lo más común es decir “me gusta” o “así es como soy” sin darnos cuenta que en verdad todo tiene un origen, quizás subconsciente, y una razón de ser.
Como se mencionó al comienzo de este escrito un comunicólogo puede desempeñar su papel al querer modificar esta realidad, pero también es cierto que tiene la posibilidad de entrar en este “juego” de la plusvalía y mantener a la sociedad “bajo control” bombardeándola con nuevas ideologías, estereotipos y necesidades infundadas pero a final de cuentas sólo nos hundimos más.
Aunque el cambio es posible tiene algunos inconvenientes como la creación de una ideología para romper con otra y así sucesivamente entrando en una especie de círculo vicioso, y la completa oposición de la superestructura. Lo cierto es que, la intención de mejorar la forma en que la sociedad percibe lo que está a su alrededor está ahí, claro está que una sola persona no podría lograrlo; esto requiere de un gran conjunto de personas que compartan esta visión y sobre todo un lapso amplio de tiempo para lograr un cambio permanente.
De igual manera es necesario encontrar o idear una manera diferente de llevar el mensaje hacia los individuos y de esta manera no entrar en una ironía. Por el momento son simples propuestas que, con el tiempo, espero puedan volverse realidad; verdaderamente sería un gran cambio que la sociedad abriera los ojos, quizá no para dejar de consumir pero sí para ser conscientes de lo que están haciendo, diciendo, vistiendo y consumiendo; que encuentren la razón de su forma de ser, que sepan distinguir entre lo que de verdad les conviene y lo que es sólo un gancho para enriquecer a los demás, para abrirles los ojo y no compren todo lo que se les vende porque a final de cuentas no todo lo que se dice es la verdad y muchas de las veces se nos miente para que las grandes empresas logren conseguir lo que quieren y sigamos bajo su “control absoluto”.
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