martes, 26 de junio de 2012

Ensayo de O. G. V. S.



Se nos ha invitado a exponer nuestras ideas sobre el futuro de la pedagogía antes los cambios globales, y nuestro papel en este proceso. Para dar una opinión que tenga algún valor sobre este tema, primero sería necesario responder ciertas preguntas. ¿Qué es la pedagogía actual? ¿Qué cambios están ocurriendo en el mundo? ¿Qué puedo hacer yo al respecto? Tomando como punto de entrada la pregunta de más general, y avanzado a partir de ahí hacia a la pregunta más concreta, podríamos comenzar a hablar de lo que es el mundo en la actualidad y la manera como se está transformando. Luego pasar al estado de la pedagogía actual, para finalizar con lo que podemos hacer de manera personal.
La primera idea que salta a la mente acerca del mundo actual es su falta de medida. Vivimos en un mundo gigantesco, en un mundo “globalizado.” Ya no es posible vivir apartados de los demás, pues las nuevas tecnologías de la comisión y las tendencias actuales de la economía hacen que lo que ocurre en el lugar más alejado nos afecta a todos. Por eso algunos analistas hablan de una “aldea global,” es decir, una comunidad con lazos muy estrechos, donde todo el mundo se entera de todo, como ocurre en las aldeas o pueblitos, pero llevado a escala mundial. El mundo actual no es un conjunto de países aislados, sino una especie de aldea continua y gigantesca.
Es difícil exagerar la importancia de esto. En el aspecto de la información y de la cultura, esto significa que vivimos en un momento de la historia como ningún otro, en el que toneladas y toneladas de conocimiento y de información están disponibles para todo el mundo. Internet se ha convertido en la biblioteca más gigantesca de toda la historia, pero es una biblioteca desordenada, caótica, en la que lo mejor y lo peor, la ignorancia y la sabiduría, la información y la desinformación se encuentran una junto a la otra, y es muy difícil sacar lo de verdadero ya que mucha de esta información se encuentra manipulada.
En el aspecto de la economía y el avance tecnológico, el “globalización” ha transformado completamente la vida de las personas. El período posterior a la Segunda Guerra Mundial se caracteriza por un crecimiento desmedido de la economía, el aumento exagerado de la producción fue acompañado de un aumento gigantesco y cada vez más acelerado de los cambios en la tecnología. El siglo XX empezó con medios impresos en papel y terminó con textos virtuales, que pueden reproducirse casi sin límite. En lo económico no debemos olvidar que hay un lado muy negativo. Por una parte, la sobreproducción, provocó que se creara productos innecesarios o irrelevantes y generó el fenómeno del consumismo, por el cual vivimos constantemente manipulados para comprar de manera irracional cosas que no nos son indispensables. Por otra parte, este crecimiento fue una forma de dominio.
Por eso sería más correcto hablar de un dominio mundial, que hablar de una globalización. Estos años de “globalización” en realidad han sido el origen y decadencia del más grande imperio de toda la historia, el “Imperio Americano” que ha dominado y manipulado económica y militarmente al mundo entero.
Ese es el mundo actual. Un mundo sin medida. Un mundo donde la producción económica y cultural se da de manera gigantesca. Y sin embargo, en mi opinión, hay un área que se ha quedado atrás en este crecimiento generalizado, se trata del área de la educación.
Creo que el estado de la educación no se encuentra a la altura de las necesidades y retos que presenta el mundo actual. La explosión informativa exigiría que los jóvenes recibiéramos una educación que se enfocara en desarrollar el pensamiento crítico. Yo no necesitamos que nos dé información en las aulas, nadamos montones de información, en montones de imágenes, sonidos e ideas, lo que necesitamos es proporcionar medios para seleccionar, para separar lo bueno de lo malo, lo que tiene valor de lo que no lo tiene. Necesitamos una pedagogía que enseña a las personas desde la infancia a criticar la realidad que le rodea, a evaluar la verdad o mentira de un rumor de. La pedagogía moderna debería enseñar a las nuevas generaciones a enfrentarse a este mundo cambiante, y sin embargo pareciera hacer lo contrario. Pareciera que en las escuelas se le enseña a los estudiante a aislarse culturalmente, a cerrarse al conocimiento de nuevas formas de pensar.

Y ante la realidad económica, la pedagogía que se aplica en las escuelas parece estar también muy atrás. Ante un mundo globalizado, la educación actual no nos enseña a pensar globalmente, sino que inculca el individualismo. Mediante las técnicas de evaluación anticuadas, mediante un forma de trabajo en aulas que no aprovecha las posibilidades del mundo actual, la educación actual inculca la mentalidad de trabajar y vivir solo para uno, sin entender la manera como nuestras acciones afectan a los demás, ni la manera como las acciones de los demás nos afectan a nosotros. Un ejemplo muy claro de esta mentalidad individualista: en el acto de vender un automóvil. Al vender un carro nuevo, sólo tomamos en cuenta las consecuencias para dos personas, el vendedor y el comprador, si los dos llegan a un acuerdo, los dos ganan, pero no se toma en cuenta cómo esto afecta a otros, a toda la comunidad. La llegada de un nuevo automóvil implica un mayor consumo de un recurso no renovable, mayor contaminación, mayor congestionamiento en la ciudad etc. Pero la mentalidad actual nos impide ver estas consecuencias, o nos hace ignorarlas.
En las escuelas se están creando generaciones de un solo ojo, generaciones de cíclopes que no puede ver en profundidad, que tienen dificultades para percibir los cambios, que no pueden ver los que les rodea, que no pueden ver las cosas más que desde un solo punto de vista el cual no es ni propio ya que se encuentran enajenados.
Por lo tanto existe una terrible contradicción entre la realidad del mundo actual y la pedagogía que se aplica en las escuelas. Y esta contradicción ha desembocado en una crisis. Nos encontramos en una crisis financiera global, que a pesar de las falsas noticias de nuestros dirigentes, cada vez se torna peor. Pero también hay una crisis cultural, la contradicción de vivir en mundo globalizado con una mentalidad de cíclope. Como no podemos lidiar con las enormes cantidades de información que recibimos, nos refugiamos en la ignorancia; como no hemos aprendido a aprender nos contentamos con el pan y el circo, observamos al mundo con indiferencia, atraídos por las luces y el sonido, sin entender nada.
¿Qué podemos hacer ante este panorama? Simple, esforzarnos en cambiarlo. Empezar por nosotros mismos, hacer un alto en la saturación de información y comenzar a aproximarnos al conocimiento de manera sistemática, siguiendo un método. Ponernos a dieta de los medios audiovisuales y empezar a leer más, para así ir construyendo en nuestra mente los instrumentos conceptuales que nos permitirán recibir información multimedia de manera crítica. Y cuando hayamos logrado un cambio en nosotros mismos, saber que no estamos solos, que tenemos una responsabilidad con el mundo que nos rodea.

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