martes, 26 de junio de 2012
EL HOMBRE Y EL CONOCIMIENTO.
El hombre va adquiriendo conocimientos a lo largo de su vida: nunca deja de aprender. El aprendizaje que recibe el hombre, le sirva o no, es un conocimiento más adquirido.
Aprendemos en todas partes, no sólo en el hogar, en la escuela o por medio de la literatura.
Los conocimientos que se adquieren ya están preestablecidos, entonces ¿Qué es adquirir un conocimiento nuevo?, obtener un saber que es nuevo para nosotros, sin embargo sería más interesante que en lugar de descubrir un conocimiento ya establecido, crearamos uno nuevo; aún así creo que el conocimiento que tiene y que adquiere el hombre es limitado, aún no está preparado para saber más.
Las incógnitas que acechan al hombre sobre el por qué de las cosas lo hacen ser diferente, crea su propia concepción de la realidad y se aleja de la manera similar de pensar de los demás, lamentablemente de cada diez personas, una es la que piensa diferente.
Vivimos en un mundo controlado en donde las personas no tienen derecho a pensar propiamente porque la sociedad la excluye, simplemente porque no le conviene.
Para esto la filosofía trata de entender las cosas en el momento en que nos preguntamos: ¿Por qué?, damos un pequeño paso a la sabiduría, saber no es creer lo que nos dicen, saber es entender el conocimiento, cuestionarlo y ser convencido por el pensamiento propio y no por la forma de pensar de alguien más.
Por otro lado la antropología estudia los objetos y pensamientos que ha desarrollado el hombre a través del tiempo, la cultura toma un papel importante en la comprensión del hombre y de lo que ha creado.
Entonces podemos decir que la antropología filosófica estudia al hombre y a su entorno, trata de comprenderlos viendo lo que hay más allá de la objetividad extrayendo conclusiones propias.
La antropología filosófica me ayuda a entender el porqué de las cosas, sacando mi propia percepción y concepción de la realidad, mi realidad, me hace pensar por mi misma y comprender todo lo que me rodea entendiendo y haciendo uso de los cuatro saberes antropológicos: exterior objetivo, interior objetivo, exterior subjetivo e interior subjetivo y no pensar sólo de una manera objetiva.
En el momento que empiezas a pensar por ti mismo te das cuenta de cosas que nunca te hubieras imaginado.
Creo que en el momento en que dejamos de pensar como la sociedad quiere, nos acercamos más al concepto de la libertad.
Finalizo este ensayo con la frase: “Las pocas ideas claras valen más que muchas confusas”. (CH. S. Pierce).
Laura Martell. Pedagogía. 2 semestre. Antropología Filosófica. UCAP.
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